Hoy termina oficialmente mi Servicio de Voluntariado Europeo y, aunque desde el 13 de agosto he estado disfrutando de mis vacaciones, sigo pensando sin parar en todo lo que ha supuesto este año para mí... un tiempo muy intenso de novedades, retos y muchísima gente encantadora que he conocido.
Del 13 al 31 de agosto me quedé en Londres descubriendo y disfrutando lo que no me había dado tiempo de conocer en la ciudad, y también aproveché para despedirme de algunas de las personas que más me han ayudado y que sin duda mantendré en el recuerdo, en el móvil y ojalá en mis visitas de los próximos meses.
Desde el 1 de septiembre estoy ya en España aprovechando para ver a mi familia y amigos, y también para adaptarme de nuevo a lo que fue mi cultura, casa, etc antes del voluntariado... y es curioso cómo ahora me siento en España casi más extranjera de lo que me sentía en Reino Unido los últimos días; puesto que hice muchísimo esfuerzo por aprender la lengua, cultura e idiosincrasia de ese país y ahora lo propio me suena a ajeno.
Voy a necesitar tiempo para asimilar todo lo que he aprendido, pero sin duda este año en Londres, rodeada de migrantes de todos los países del mundo, y de ingleses de las más recónditas villas del campo; me ha ayudado a abrir mi mente y descubrir que en la diferencia no hay que buscar qué es lo bueno y qué lo malo, sino qué es lo que me puede enriquecer de cada situación, cultura y persona... en breve compartiré un poco más de mis pensamientos cuando estén estructurados.
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